¿Quieres hacer algo sencillo y sorprendente con Aceite de Oliva, dando sabores a tus ensaladas y guisos ?
Puedes compra aceites y vinagres con sabores a hierbas, especias o lo que se tercie.
Hacer estos dos líquidos básicos de la cocina es mucho más económico que comprarlos hechos.
Si no tienes tiempo, o no quieres experimentar te ofrecemos las mejores mezclas que hay en el mercado.
Para los que queréis experimentar : es más divertido y los puedes adaptar a tus gustos y necesidades.
¿Y por qué tomarse ese trabajo?, te preguntarás ¿ y si me sale mal y al final tengo que tirar todo ?
Pues porque una vez preparados, pueden convertir en festivales las ensaladas, las pastas, las carnes o los pescados al vapor más simples, y sobre todo por que lo haces tu.
La complicación de elaborar aceites y vinagres aromatizados no va más allá de mezclar los diferentes elementos y dejarlos reposar o, como mucho, calentarlos un poco previamente –no a más de 50 grados– para hacer una infusión y así acelerar el proceso.
Con el sistema en frío, a las tres semanas ya se suele haber integrado bien el sabor y el aroma del elemento en cuestión, así que es un buen momento para retirarlo, pasar por un colador muy fino de malla o tela y almacenar bien etiquetado en un sitio seco y oscuro.
El sistema en caliente suele ser más recomendable para improvisar una vinagreta aromatizada que para hacer grandes cantidades y conservarlas.
Una buena manera de empezar el experimento es hacerse con un litro de aceite de oliva virgen –es mejor escoger uno suavecillo y de baja acidez, para que no mate el resto de matices–, otro de vinagre de vino blanco y ocho tarros en los que quepa un cuarto de litro de cada uno sobradamente (pueden ser perfectamente tarros de conserva, siempre que estén muy limpios y no huelan a nada).
Entonces llega el momento de inspeccionar la sección “hierbas y especias” de la despensa y empezar a jugar.
Se dice que al aceite de oliva le van bien las hierbas que crecen cerca de los olivos, en la zona mediterránea.
El tomillo y el romero le dan un interesante sabor campestre a carnes y ensaladas.
Un aceite con ajo, pimienta en grano, y guindilla alegrará platos de pasta y pizza, y los de comino, clavo o laurel pueden aromatizar estofados sin riesgo de pasarse con las especias y que el plato sepa rayos.
A partir de aquí, todo es cuestión de libertad creativa: pieles de cítricos (lima, naranja, limón), semillas de mostaza, anís, canela o mezclas de diversos elementos, buscando siempre un resultado equilibrado.
Si sobra un trozo de vainilla de una vaina de alguna preparación –o si después de sacarle las semillas queda solo la vaina–, también se puede guardar en un tarro con un aceite que hará brillar un salmón crudo o una tostada con chocolate amargo caliente.
Cuando se usen hierbas frescas de hoja verde, como albahaca, menta o perejil, es conveniente escaldarlas ligeramente un par de segundos en agua hirviendo, cortar la cocción en agua con hielo y secar bien antes de ponerlas en el aceite.
El escaldado ayuda a fijar la clorofila, lo que mejora tanto el sabor como el color del resultado final.
A continuación, una sugerencia de aceite aromatizados y un truco para sacarles el máximo partido.
Escaldar un segundo la menta, enfriar con agua helada, escurrir y secar bien con papel de cocina.
Cortar si es necesario y meter en un tarro o botella con las bolas de pimienta, la cebolleta y el aceite, asegurándose de cubrirlo todo bien.
Dejar reposar 3 semanas, filtrar y conservar en un lugar fresco y seco.
Perfecto para: un carpaccio de gambas o langostinos.